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Ahora durante los meses más fríos, nos enfrentamos a las consecuencias del consumo energético. Y como cada nos acabamos preguntando cómo podemos aumentar nuestra tasa de ahorro de energía.

Desde hace unos años, la factura del gas o de la luz viene experimentando constantes subidas, las cuales se producen sobre todo durante los meses fríos. Sin embargo, no debemos olvidar que ese aumento de gasto se produce cada vez que calentamos agua para ducharnos o para cocinar, o cada vez que una ola de frío sorprende la región donde vivimos.

Además, nadie está libre de los rigores del incremento en el gasto energético. El precio del gas sube al igual que, por ejemplo, el de las bombonas de butano o el de las estufas eléctricas. Por ello, a continuación vamos a darte información para que puedes enfrentarte a esta problemática tan generalizada.

Los sistemas de calefacción

Como no podía ser de otro modo, el primer elemento doméstico con el que relacionamos el gasto energético es con la calefacción. Para aminorar el consumo que se deriva de esta, antes que nada debes hacerte a la idea de que el sistema de calefactores que empleas por defecto no tiene por qué ser el más adecuado. Tienes muchas opciones a tu disposición, desde bombas de calor hasta radiadores de agua, o estufas de butano.

De lo que se trata, en este caso, no es de que el gas, al usar uno u otro dispositivo, pase a costar menos. La clave está en que, eligiendo aquel que mejor se adapte a nuestro hogar, no necesitaremos consumir tanta energía, y ello, además de hacernos consumidores responsables, nos supondrá un gran beneficio económico.

En un primer momento, las bombonas de butano pueden salir mucho más baratas que, por ejemplo, el uso de radiadores alimentados por una caldera. Ahora bien, a largo plazo, el verdadero ahorro recaerá en el mejor o peor uso que hagamos de cada uno de ellos, en relación al tipo de vivienda que habitemos.

Si poseemos una casa amplia con muchas estancias, una de las mejores opciones es usar bombas de calor. Se pueden repartir a lo largo de la vivienda y programar de forma selectiva. Si se optara por un sistema similar a una serie de radiadores alimentados por una caldera, probablemente se acabarían caldeando espacios que no lo necesitan y, por tanto, se acabaría incurriendo en un gasto de energía excesivo.

La misma lógica se aplicaría en caso de que tuviéramos un piso de dimensiones más modestas. En tal caso, un calentador general funcionaría perfectamente.

Por otra parte, si lo que nos interesa es calentar un espacio pequeño y aislado, basta con que nos hagamos con una estufa de butano. Estas son baratas y calientan rápido.

Aislantes térmicos naturales

Cuando nos determinamos a disminuir el gasto energético, no solemos pensar en que si nuestra vivienda poseyera un buen aislamiento térmico, probablemente, la necesidad de encender todo tipo de sistemas de calefacción sería mucho menor. Con lo cual, otra forma de ahorrar a largo plazo sería la de emplear ciertos materiales aislantes para revestir nuestra vivienda por completo o zonas parciales de la misma.

Para este fin los materiales estrella son dos tipos de corcho: el corcho expandido y el corcho proyectado. Ambos son enormemente efectivos a la hora de aislar un espacio, tanto a nivel térmico como a nivel acústico, y, además, tienen la virtud secundaria de ser muy resistentes a la humedad. Gracias a esto último podemos prevenirnos también de posibles humedades, goteras y apariciones de moho.

Por otra parte, estos tipos de corcho están confeccionados a base de materiales naturales y, por tanto, son completamente ecológicos. Su uso está muy vinculado a la arquitectura sostenible, comprometida con la eficiencia energética y el desarrollo sostenible. Y es que, a fin de cuentas, el compromiso con el medio ambiente es lo que acaba reportando un mayor beneficio.

El corcho expandido

Este corcho se comercializa en forma de bloques o de planchas. Por lo general, se usa para revestir grandes espacios, tanto en el exterior como en el interior de los edificios.

Obviamente, adoptar esta medida implica una inversión. No obstante, puedes amortizarla al cabo de unos pocos años con todo el ahorro energético implícito.

El corcho proyectado

Lo curioso de este corcho es que se aplica por medio de una pistola industrial u otro tipo de pulverizador. De este modo, se va cubriendo la superficie deseada.

Su principal ventaja con respecto al corcho expandido, es que puede aplicarse fácilmente en cualquier tipo de ambiente y de forma específica. Tiene la misma durabilidad y también es efectivo tanto en interiores como en exteriores.

Ahora que ya conoces unas cuantas medidas para fomentar el ahorro energético en tu vivienda, ¿por qué no te animas a ponerlas en práctica y encontrar la fuente de calor que mejor se adapte a tus necesidades?