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Las calderas de condensación son calderas de gas que aprovechan al máximo el calor latente de la condensación que se produce en los humos de la combustión.

El Real Decreto 275/1995, de 24 de febrero, que regula las nuevas calderas de agua caliente, la define así: «Una caldera diseñada para poder condensar de forma permanente una parte importante de los vapores de agua contenidos en los gases de combustión». A diferencia de otras calderas, condensa de modo permanente gran parte de los vapores de agua que contienen los gases de la combustión.

El hecho de condensar dichos vapores permite que se aproveche más el calor latente que se escapa con los humos. Este calor puede alcanzar hasta los 120 grados centígrados de temperatura, por lo que la pérdida energética no es nada desdeñable.

Por suerte, las calderas de condensación recuperan la mayor parte de ese calor latente, lo que reduce en gran medida la temperatura de los gases de combustión. Además, al disminuir la temperatura de estos gases hasta 45 grados o menos, se reducen también las emisiones contaminantes.

En comparación con las calderas de toda la vida, ahorran entre un 25 y 30 % de consumo energético. En consecuencia, se disminuyen hasta un 70 % las emisiones de óxido de nitrógeno y dióxido de carbono. Actualmente casi todas las calderas de condensación del mercado tienen la Clase 5 o Clase 6, es decir, las mejores clasificaciones en cuanto a emisiones de óxido de nitrógeno según las normas europeas EN/297/A y EN/483.

¿Qué es el calor latente?

El calor latente es la energía que requiere una cantidad de sustancia para cambiar de estado físico. En el caso que nos concierne, el cambio de estado sería de gaseoso a líquido, es decir, el calor de condensación. El calor que se emite cuando cambia una sustancia de estado gaseoso (vapor) a líquido (agua) es el calor la tente de condensación

Este calor genera la energía necesaria para el cambio de estado, pero no aumenta la temperatura hasta que la sustancia haya cambiado de estado al completo, manteniéndose constante la temperatura. Esta energía es la que se aprovecha mejor en las calderas de condensación.

En cambio, las calderas convencionales no reducen la temperatura de los productos de la combustión, de manera que se pierde el calor latente y se expulsa con el humo a temperaturas muy altas.

¿Por qué son mejores las calderas de condensación?

Aparte de que son sistemas más modernos que aprovechan al máximo el calor, podemos encontrar otras ventajas.

Son más ecológicas

Este tipo de calderas contaminan menos por los siguientes motivos:

  • Su gran eficiencia energética gracias a la recuperación del calor latente de condensación.
  • La menor emisión de gases contaminantes, pues reduce la temperatura de los óxidos de nitrógeno y dióxido de carbono que se desprenden de la combustión.
  • Su rendimiento es prácticamente absoluto, con un poder calorífico superior de casi el 100 %.

Ahorra en la factura del gas

Por su funcionamiento característico, se consume menos energía, lo que repercute positivamente en nuestra economía. Se estima que se ahorra entre un 25 y un 30 % de energía. En consecuencia, invertir en una caldera de condensación supondrá que paguemos facturas de gas más baratas cada mes. De este modo, en poco tiempo habremos amortizado la compra de la nueva caldera.

Más fáciles de regular

Las calderas de condensación tienen una potencia mínima bajísima de tal forma que puedan funcionar sin detenerse. Por consiguiente, se produce un ahorro importante.

En cambio, otras calderas necesitan estar por encima de la temperatura de condensación de los gases. Esto supone que no puedan adaptarse tan bien a las diferentes demandas del usuario.

Menos ruidosas

¿A quién no le molesta el ruido? Contar con una caldera que ruja cada vez que está funcionando puede ser un dolor de cabeza. En el caso de las calderas de condensación, los ruidos son escasos porque apenas se detiene. Así, no se produce ese sonido característico de encendido y apagado de las calderas convencionales.

¿Qué debo tener en cuenta para elegir una caldera de condensación?

En primer lugar, es imprescindible saber qué potencia necesitas para cubrir tus demandas de calefacción y agua caliente en tu vivienda o local. Se puede averiguar con una sencilla fórmula: metro cuadrados + número de cuartos de baño = potencia. Así, una vivienda de 100 metros cuadrados, con dos baños idealmente tendrá una potencia de agua caliente de 28 kW y una potencia de calefacción de 24 kW.

En segundo lugar, conviene saber qué tipo de gas alimentará la caldera, pues solo hay algunos modelos que se adaptan al gas butano o propano y gas natural.

En último lugar, asegúrate si la caldera servirá solo para la calefacción o también para calentar el agua (caldera de gas mixta).

En definitiva, si estás buscando una caldera de gas que sea eficiente, que permita ahorrar gas todos los meses y que contamine poco, una caldera de condensación será la solución perfecta, ya sea solo para calefacción o también para calentar agua.